Descripción:
Hasta hace bien poco, el ejercicio como parte del abordaje de la Esclerosis Múltiple (EM) para las personas con esta enfermedad ha sido infrautilizado, y objeto de controversia. De hecho, a menudo los médicos recomendaban que se evitara realizar ejercicio físico, así como otras actividades que pudiesen resultarles fatigosas, para que pudiesen preservar energía para realizar las actividades cotidianas. Para entender sus motivos, podemos remontarnos a 1890, cuando el oftalmólogo alemán Wilhem Uhthoff describió por primera vez la discapacidad visual y paresis que surgían tras el ejercicio físico. Ya que no se tuvo en cuenta la temperatura corporal, Uthohff asumió que los síntomas descritos se debían al ejercicio físico por sí mismo, y no por el incremento de la temperatura. Por ello, se advertía a las personas con EM de que no realizasen ejercicio físico. De hecho, un 60-80% de las personas con EM experimentan un empeoramiento reversible de los síntomas neurológicos en situaciones de incremento de la temperatura corporal.
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