Descripción:
Aseguraba el filósofo griego Platón que “los sentidos nos engañan”, que lo que vemos no es más que la sombra del mundo de la ideas. El magnífico trabajo de Belén Serrano es una prueba empírica de esta teoría filosófica. Puede resultar una paradoja porque el trabajo de una fotógrafa como ella entra, precisamente, por los ojos pero es ahí donde enlazamos con la segunda parte de la teoría platónica en la que, aseveraba, que la emoción, la sensibilidad, la poesía, puede ayudarnos a discernir lo que vemos, las sombras, de lo real. Todo en la obra de la artista Belén Serrano posee ese toque poético, ésa sensibilidad con la que ella mira y escoge el instante, el momento, el lugar. Para este trabajo ha viajado por medio mundo, deteniendo el tiempo de unas vidas que nos son ajenas y sin embargo, están ahí. A menudo retrata los rostros de la marginalidad, pero no son ellos los que viven al margen del mundo, sino nosotros, tras el parapeto edulcorado que hemos construido para defendernos de nuestra mala conciencia. Nos miran, creemos que sin vernos y, sin embargo, nos sienten, esperan de nosotros lo que la vida les ha negado. La paradoja de Miradas de Ausencia es que desde el prisma elegido por Belén Serrano nos hacemos presentes en un mundo que nos percibe, como somos, desnudos y sin disfraces, con el poder de la emoción. Este trabajo es un viaje iniciático, un ejercicio de compromiso y de belleza marginal y prodigiosa y, como en todo viaje importante, la vida lo es, uno termina el trayecto de forma diferente a cómo lo empezó. Estas palabras no son más que un preámbulo al imprescindible trabajo de Belén Serrano. Una invitación a viajar con ella, mirada de los que no pueden ver y, sin embargo, nos contemplan con los ojos diáfanos del sentimiento (28 de febrero-3 de mayo 2013).