En la llamada era de la información y del conocimiento se ha producido poco a poco un fenómeno que hoy aceptamos como algo cotidiano: las personas creamos cada vez más contenido en nuestro trabajo diario. Informes, propuestas, ofertas, presentaciones, presupuestos, análisis y otros tipos de contenido son producidos de forma rutinaria en grandes cantidades, gracias a disponer de ordenadores personales potentes y baratos, así como herramientas específicas muy sofisticadas. Entre ellas, destaca el conjunto de aplicaciones lanzada por Microsoft con el nombre de Office.