Este cuento, de Maru García y Eva Latonda, editado para conmemorar el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, incluye la historia de Silvina, una niña con Síndrome de Down que baila y sueña con subirse a los escenarios junto a Pati, su mejor amiga; y Nacho, un niño con espina bífida cuyo sueño es participar en los Juegos Paralímpicos.

Como sabemos, los cuentos son un medio eficaz para transmitir mensajes a los niños, a través de la lectura de Aitor Aviador y Rosalía Espía, los niños conocerán a unos personajes que a pesar de la discapacidad que sufren logran alcanzar sus objetivos. Rosalía es una niña que sufre una discapacidad auditiva, pero ello no le impedirá sacar al colegio de un problema gracias a su habilidad para comunicarse a través del lenguaje de signos y su gran olfato, recordemos que una discapacidad facilita que se desarrollen mucho más otros sentidos.

Un cuento para cada día del año, volumen I. Susaeta 1.978. Laura G. Corella. Ilust. Carlos Busquets.

"Érase una vez veinticinco soldaditos de plomo que eran hermanos, pues habían nacido todos de un viejo cucharón. Fusil al hombro, vista al frente; rojo y azul, el uniforme era precioso. Lo primero que oyeron en este mundo cuando se levantó la tapa de la caja en la que estaba fue: "íSoldados de plomo!"..Cada soldado era el vivo retrato del otro, excepto uno que era diferente: tenía una sola pierna,pues lo fundieron el último y no había quedado plomo suficiente. Sin embargo, se mantenía tan firme sobre su única pierna...

Sensibilización hacia las personas con deficiencia auditiva a través del cuento.

Juan, el primo de Bruno, es diferente. Es un niño autista al que Ana, su hermana pequeña, no comprende. Por eso sus padres le organizan un día especial para que entienda como es la vida de su hermano.

El relato está narrado en primera persona por el protagonista del libro, del que nunca se sabe el nombre, y que siendo ya un adulto recuerda sus vivencias infantiles y sus recuerdos del señor Sommer. El protagonista comienza la narración recordando su niñez en el pequeño pueblo de Obernsee, cuando solía subirse a los árboles donde no oía las órdenes de su madre y de su hermano mayor.