El último año y medio ha hecho latente la vulnerabilidad al exponer los riesgos de una crisis silenciosa e irresuelta que nuestra región había ido arrastrando por décadas, incluso antes de que supiéramos de la pandemia de COVID-19. Ésta es la crisis de la exclusión. América Latina y el Caribe es una de las regiones más desiguales del mundo, pero su desigualdad no afecta a todos de la misma manera. Algunos grupos son más propensos a encontrarse sobrerrepresentados entre los pobres y subrepresentados en las posiciones de toma de decisiones que les permitirían cambiar su situación.